martes, 20 de abril de 2010

Lanzamientos

Una de las cosas que más recuerdo de los recreos del instituto eran los generosos y maravillosos lanzamientos de cosas que me tiraban mis queridos compañeros de clase. Creo que ya hice un comentario sobre estos lanzamientos, pero creo que fue algo por encima, hoy me detendré más tiempo sobre este tema. Un tema fascinante, imaginaros la trayectoria de los objetos lanzados, los cálculos tan exactos que tenían que hacer mis compañeros para que el impacto fuera exacto y no fallara de objetivo, hacedme caso, toda una ciencia. Habitualmente los recreos los solía pasar en la biblioteca o bien leyendo algún libro o estudiando, pero en ocasiones salía de la biblioteca y solía darme alguna vueltecilla por el patio. Mi caminata solía ser solitaria, ya que no tenía a nadie para acompañarme y entablar algún tipo de conversación. La soledad del recreo me embargaba, pero eso no significa que el patio estuviera vacio y abandonado, solo que yo estaba solo rodeado de rostros y sombras. Cada vez mis salidas al patio eran menos frecuentes con el paso del tiempo. El motivo de esto no era otro que los lanzamientos de objetos que solían lanzarme algún aburrido de turno. Los objetos que me podían lanzar eran de lo más variado, desde latas de coca-cola, pasando por trozos de pan (con alguna sorpresa pegajosa y asquerosa en su interior), bolsas de patatas y terminando con piedras de muy variado tamaño, aunque seguramente me dejo algún objeto sin mencionar, estos solían ser los objetos más habituales con los que me obsequiaban. El impacto de las latas con alguna parte de mi cuerpo producía un ruido curioso, parecido al impacto de un pajarillo con algo duro. Las latas solían estar vacías aunque siempre había algún despistado que me lanzaba una lata llena de coca-cola y que curiosidad, esta lata siempre solía estar abierta, no os parece realmente curioso, pues a mí sí, realmente muy curioso. Pero claro las latas cuestan dinero y no es plan lanzarlas con líquido en su interior, asique que estos lanzamientos eran cosa extraordinaria y siempre reservada a días particularmente felices y de fiesta particular. Sí, los lanzamientos de botes solían hacerse con estos vacios. Otro lanzamiento muy habitual era el de pan, mejor dicho las dos rebanadas de pan que solían quedar del bocadillo. Estas rebanas de pan solía ser lo más denigrante que a mi juicio me podían haberme lanzado, ni a los cerdos se les hace eso. En ocasiones las rebanadas de pan contenían Jamón York, tortilla de patatas, jamón serrano y algo más. Estos lanzamientos, los de pan solían arrancar grandes carcajadas a todos aquellos que se encontraban a mi alrededor y al que lo había lanzado solían darle la enhorabuena por la excelente puntería que había tenido. Me pregunto si al darme en tal parte de mi cuerpo no tendría más valor, como en las dianas de dardos, supongo que esa interrogativa quedara siempre sin resolución. Ahora sigamos con el plato gordo con la más duro del suculento manjar de los lanzamientos, que no es otro (redobles de tambores por favor) que el gran, el maravilloso roca o piedra, recibámoslo con un fuerte aplauso. La palma de los lanzamientos lo ocupaban las piedras. Recuerdo haber visto de distintos tamaños, mientras me apartaba o en ocasiones cuando me daban de lleno. Me lanzaron piedras pequeñitas, medianas y grandes. Me impactaron en tan dispares lugares de mi anatomía como piernas, pies (ver la entrada Furia desatada), muslos, espalda, brazos, manos e incluso en la cara y en la cabeza. Podían lanzarme una piedra en un recreo, pero también varias a lo largo del mismo recreo, a lo largo de un día. Todo acompañado con carcajadas e insultos, todo con el mayor desprecio y con la degradación que el ser humano puede ser capaz.

Libros:El Señor de los Anillos

Un Anillo para gobernarlos a todos. Un Anillo para encontrarlos,




un Anillo para atraerlos a todos y atarlos en las tinieblas

en la tierra de Mordor donde se extienden las sombras. Sí, hoy hablare sobre El Señor de los Anillos, de la saga literaria creada por el venerable y porque no decirlo currante escritor inglés JRR Tolkien. Seguramente muy pocos de los que me podáis estar leyendo en estos momentos no habréis visto las películas basadas en los libros y seguramente movidos por las películas, habréis descubierto los libros, ese también fue mi caso. Durante el verano vi la primera película de la saga en el cine de verano de mi pueblo y como una gran mayoría de adolescente quede fascinado con la película. Mi fascinación no se basaba tanto en los efectos especiales y en las espectaculares batallas, como por la épica y la tragedia que respiraba la película, todo envuelto con una espectacular banda sonora. Pero es curioso en aquel momento no pensé en leerme el libro. Tuvo que pasar unos meses hasta que vi a una compañera de clase leerse La Comunidad del Anillo, durante una hora libre que tuvimos. Mis ojos empezaron furtivamente a fijarse en lo que ponía el libro y así a reojo comprendí que tal vez aquel libro merecería la pena leérselo. Llegaron las Navidades y la tradicional pregunto paternal de que quería para esas Navidades como regalo, no me lo pensé mucho y respondí que si se podía pues un libro, que no era otro que la Comunidad del Anillo. Dicho y hecho, unos días antes de Navidades, después de volver del instituto vi en el salón una especie de caja de zapatos envuelta en papel de regalo. Aquella caja de zapatos, mejor dicho que deduci por el tamaño, resulto ser un gigantesco libro de más de 1200 páginas con el Titulo "JRR Tolkien. El Señor de los Anillos. Ilustraciones de Alan Lee". Que no quería sopa pues toma tres cazos de sopa, como se suele decir en mi pueblo. Mis ojos se quedaron atónitos ante aquel monstruo de libro, nunca había visto hasta la fecha un libro que contuviese tantas páginas (mi experiencia literaria en aquel momento era algo limitada) y las ilustraciones en algunos casos eran autenticas maravillas, con cantidad de detalles cuando ilustraban alguna de las batallas del libro. No me acobarde, todo lo contrario, estaba exultante aquello era como leer libros para todo un año (mira que era inocentón) y mi padre me regalo la ya mítica frase "con lo grande que es ese libro y lo que nos ha costado ya tienes para un año entero de lectura, asique que amigo despídete de que te regale más libros este año". Empecé a leerme el libro al día siguiente y empecé a comprobar que las expectativas que me había formado el día anterior estaban más que razonablemente fundamentadas. A finales de aquel año y principios del siguiente es decir 33 días después de haber empezado el primer libro, lo termine y empecé a ponerme a leer Las Dos Torres. Mientras me leía la saga, mi situación en el instituto seguía siendo pésima y ya era casi un autentico infierno para mi persona el acudir todos los días, pero los momentos que vivía al leer el libro me compensaba de aquella ignominia. En las paginas encontraba lo que era el honor, el sacrificio de un individuo por otros, la redención de los actos al dar la vida intentando limpiar los remordimientos de conciencia (claro ejemplo de esto que os cuento es la muerte de Borromir a manos de los Uruk-Hais, mientras defiende la vida de los Hobbits), el orgullo, la épica, el valor, etc. El segundo, Las Dos torres me dejo también un agradable sabor de boca y me quede fascinado por los Rohirins y sus costumbres y su amor por la tierra, además me quede encantado con la batalla del Abismo de Helm y conmovido por la lealtad de Samsagaz hacia Frodo. Pero el que por así decirlo es mi favorito es el último, el Retorno del Rey, donde se decide no solo el destino de los personajes que hemos ido conociendo a lo largo de ese libro y de los dos anteriores, sino el destino de unas gentes y de un mundo, La Tierra Media. En el Retorno del Rey, podemos ver el sacrificio de Theoden en los campos de Pelennor, a Aragorn aceptando su destino, el de convertirse en Rey de los hombres, vemos el corage de unos personages rurales y con ciertas miras limitas, como Frodo, Sam, Merry y Pipin explotar en situaciones al límite, vemos el desprecio que Denethor, Senescal de Gondor tiene hacia su hijo menor Faramir y como este a pesar de todo sigue siendo leal para con su padre, pero sin traicionar sus valores morales y sus ideales. Me gustaría también hacer algunas apreciaciones sobre este libro y apuntes (como veis hoy estoy de un pesado que rebasa lo habitual) A pesar de que sea un relato fantástico donde pululan por sus páginas seres como Elfos, Trolls o Enanos, la magia está tratada de una forma cuidada y no suele ser el hilo que mueve todo, solo se utiliza la magia en casos de necesidad y en ocasiones te quedas sin saber muy bien si tal acto o un hecho está producido por un acto mágico o por otro factor desconocido que el autor no te deja ver un ejemplo es la explosión del muro del Abismo de Helm, en el libro solo menciona que el muro explota, no te deja aclarado si por un artefacto explosivo o por una hechicería, te deja que tú mismo saques la conclusión, es tanto así que las dos películas que existen que hayan plasmado con imágenes la batalla de Helm y la explosión dan una explicación diferente (en la película animada titulada como la comunidad del anillo la explosión es causada por un cometa que lanza Saruman desde Isengard, mientras que en la película de Petter Jackson Las dos Torres la explosión es debida a un artefacto explosivo), es decir que la magia no se convierte excesivamente en lo más importante de la historia que nos narra Tolkien, como pasa en algunos libros que aspiran a mi entender a vender libros y más libros. Lo más importante en esta historia es la historia en si misma, los personajes en ocasiones se convierten en meros testigos o narradores de los acontecimientos, pero esto no significa que el autor deje de lado a sus personajes, sino que intenta que sus personajes no primen por encima de la historia (como e dicho más arriba en el libro en el libro vemos cosas tales como el honor, la epica y el sacrificio personal de algunos de los personajes). Algunas personas consideran que el Señor de los Anillos es un libro bastante simple, en cuanto a la historia que narra, el bien contra el mal, la luz contra la oscuridad y que sus personajes son planos. No estoy de acuerdo ni con la primera afirmación ni con la segunda, no es solo la luz contra la oscuridad, no se trata de luz contra oscuridad nada más porque sí, hay un gran mensaje detrás de todos los elementos que Tolkien utiliza, Orcos, Barlogs, Magos, Nazgul... todo tiene una fuente arraigada en los arquetipos de la psique humana y están en la obra para cumplir con un fin específico que ayude a construir el mensaje que Tolkien nos quiere dar. Además los personajes no son planos, los buenos no son tan buenos, dos ejemplos claros son Denethor y Borromir, que sucumben al orgullo y a la propia vinidad, que los precipita hacia un final trágico y porque no decirlo, también justo. Además Tolkien nos deja grandes mensajes en su obra y no solo nos entretiene, como lo pueda hacer un bufón del Medievo. En fin la obra de Tolkien es el resultado de un profundo conocimiento hacia el ser humano, mezcla de un gran humanismo intelectual, de e reducción y con una gran carga simbólica.

lunes, 19 de abril de 2010

Libros: Cruzada en jeans de Thea Beckman

Cruzada en Jeans es un libro destinado para el público juvenil, que mezcla elementos de novela futurista y tintes de la novela histórica, escrito por la holandesa Thea Beckman en 1973. A pesar de los años es un libro que sigue vendiéndose con razonable éxito, tal vez con un poco de ayuda de algún profesor que se lo manda a sus alumnos. En mi caso, el libro cayó en mis manos cuando tenía unos 13 o 14 años, no me acuerdo muy bien de la edad que tenia, pero sí que recuerdo la sensación que produjo el libro en mi cuando lo leía y a pesar de que era un libro que me lo leí en un principio por mandato divino, disculpad quería decir para que contara como nota en Sociales, se convirtió en un placer y se me olvido casi por completo que me lo leía por motivos de estudio. El libro estaba bastante bien estructurado y los personajes estaban bien desarrollados, cada uno con una personalidad diferenciada y con su propia historia personal. Psicológicamente estaban bastante bien desarrollados, como he dicho antes, tanto que daba la sensación que a pesar de que estabas leyendo una novela, cuyos personajes eran ficticios (aunque la historia que cuenta está inspirada en un hecho histórico), eran reales. Cada uno de los personajes era un autentico laberinto psicológico y sus aspiraciones o actos respondían a su manera de ver el mundo, su pasado y su educación. Una cosa que me llamo la atención en aquel tiempo, es que muchas novelas dirigidas a un público juvenil, solían acabar con digamos, un final feliz, en muchos casos si bien la historia parecía sacada de la vida real, su final no se distinguía mucho de los tradicionales cuentos que acaban con y comieron perdices, pero este libro no se alejaba ni un ápice de la cruel y trágica lógica de la realidad (aunque la novela empieza con tintes futurísticos y con viajes en el tiempo). Además el personaje intentaba solucionar los distintos problemas de una forma racional y lógica, alejada de la forma casi supersticiosa y milagrosa que proponían otros personajes, muchos de ellos adultos, ya que el protagonista era un chaval de 15 años. Al final, cuando termine de leer el libro, aparte de la lógica pena que daba el terminar un libro tan bueno, termine con la sensación de haber conocido lugares reales y persona y sus historias y comprobar la evolucion que experimenta el protagonista de pasar de una semi infancia a transformarse en un adulto con todas sus consecuencias. Más abajo os dejo un resumen de Cruzada en Jeans.                                                                                                                                Rudolf es un joven, que se presta voluntario para ser el primer ser humano teletransportado a lo largo de la historia, ya que uno de los dos científicos que desarrolla el experimento es un compañero de trabajo de su padre. Lo que tendría que ser un viaje de cuatro horas de duración a la edad media, se transforma en un viaje sin vuelta, ya que no puede estar en el momento y en el lugar en el que debería ser devuelto a casa. En su lugar, un campesino de la edad media es accidentalmente teletransportado al siglo XX.
Desde ese momento, Dolf se da cuenta de que lo mejor que puede hacer es intentar sobrevivir en su nueva vida. Para ello, decide acompañar a un estudiante italiano, Leonardo Fibonanci, en su viaje a su ciudad natal, Pisa.
Ambos se hacen buenos amigos, y se transmiten conocimientos. Dolf, decide inventarse una nueva identidad: A partir de ese momento, es hijo de un noble, y ha decidido escaparse de casa de Holanda en busca de aventuras.
Poco después de conocerse, encuentran una cruzada de niños, que liderados por Nicolás, un niño pastor, se dirigen a Tierra Santa para liberarla acompañados por dos monjes. Al descubrir los desastres que en la cruzada ocurren, tanto Leonardo como Dolf deciden aliarse y mejorar las condiciones de la expedición. En esa cruzada, hacen buenos amigos como María, Frank, Peter, Hans, Berto, Carolus, Fredo, Hilda, Frieda, Wilhelm.
El tiempo pasa, y se hacen famosos dentro de la cruzada por sus dotes de liderazgo e ingenio. Gracias a esta fama pueden organizar mejor la cruzada:
“A la cabeza irán vigilantes que alejen los posibles peligros. Los seguirán inmediatamente los más pequeños y los más débiles, con algunos chicos mayores que los ayuden. Podemos utilizar un carromato para transportar a los que ya no son capaces de andar. […] Tras los pequeños debe marchar un grupo de muchachos robustos para atender a los regazados. Finalmente, debe haber otro grupo de vigilantes que protejan la retaguardia. […] Así ya no habrá niños que se queden atrás sin que nadie lo note y mueran abandonados en cualquier sitio.”
Pero a pesar de esta fama y de lograr grandes proezas y en muchos casos de salvar la vida a todos los componentes de la cruzada es acusado de hereje por Dom Anselmus y por Nicolás, los dos monjes que acompañan a la cruzada, pero detrás de la acusación ¿solo hay un fervor religioso por parte de los dos monjes? ¿Llegaran los niños a Jerusalén y la liberaran? ¿Volverá Dolf al siglo XX? Las respuestas a estas preguntas se encuentran dentro del libro, asique si alguien le a picado la curiosidad y cree que puede ser una buena lectura para algun sobrino o hijo adolescente o para uno propio, pues ya sabéis, a echarse unas perras en cualquier librería o a la biblioteca del barrio, para leerse el libro.

La ultima vez

La última vez que visite mi antiguo instituto, que pasee por los pasillos vacios, la última vez que vi al conserje en aquella caseta de hierro y cristal del vestíbulo del instituto, la última vez vi la gran escalera que subía a la primera planta, decidí que sería la última vez que volvería a aquel lugar. Nunca más volvería a ver aquel instituto y si alguna vez lo viese seria por que tuviese que pasar por aquel pueblo y verlo desde la carretera. Nunca más. Pensé que aquel pensamiento, aquella idea, sería como enterrar todos los malos recuerdos. Además no tenia ningún motivo para regresar a aquel lugar, y sin embargo hoy en día pienso que salí de aquel lugar furtivamente y por la puerta de atrás. Cobardemente. Mi salida de aquel sitio no supuso que ese mismo día, ni en ese mes, ni tampoco ese año o al siguiente desapareciese todas las secuelas que tenía en mi interior, solo me sirvió para parar las agresiones y el maltrato, pero las heridas, las viejas heridas (no me refiero a las físicas, sino a las mentales y a las del propio alma) no cicatrizaron. Todo fue muy lento, tal vez porque así tenía que ser, se tenía que cerrar despacio las heridas, al igual que el tiempo y los años las habían forjado. Hoy en día puedo decir que mi mente y mi alma se han recuperado casi totalmente, aunque no sé si la palabra recuperado es la más adecuada en este caso, me suena a enfermo a enfermedad, a hospital, aunque tal vez pueda traducirse así, a enfermedad, una enfermedad llamada Bullying. Pero no tengo que desviarme, ni dejar que mi cabeza cavile, saltando de un tema a otro. No creo que nadie me echase de menos cuando abandone aquel lugar (bueno, en realidad creo que eso no es del todo cierto), ni los profesores, ni tan siquiera aquellos que me agredían. Ellos habrán seguido su camino, al igual que yo he seguido con el mío y en ocasiones ese camino se ha cruzado por un lapsus corto de tiempo entre mi camino y el suyo. Pero hay una espinita clavada, una idea tal vez absurda. Hace unos días una amiga comento que había una cosa que quería hacer en la vida, todos tenemos una ilusión, algo que queremos hacer en esta vida, mientras la oía me sorprendí al descubrí que mi ilusión, lo que me gustaría hacer en esta vida antes que todo pase, antes de morir, no era las ideas que tenía en mente, tales como visitar algún día la ciudad de Roma o contemplar los Alpes, sino ver por última vez mi antiguo instituto (esta idea no la dije en voz alta, sino que la pensé). Entrar por la puerta principal y contemplar si sigue como lo recuerdo o si ha cambiado, si están los mismos rostros de profesores que contemple tantas veces. Algunos os extrañareis por esto que os comento, generalmente cuando alguien lo ha pasado realmente mal en algún sitio, lo último que le gustaría hacer es volver aquel lugar. Yo también pensaba eso, pero e descubierto que realmente uno no puede sentirse en paz, hasta que no regresa al lugar donde tantas veces lo han humillado y lo han agredido y poder sentir que con aquel acto, tal vez uno pueda sentir que has pasado finalmente no solo una página más, sino la ultima pagina de un capitulo de tu vida (que con este blog, siento que finalmente, al contar mis experiencias, al hablaros de todo aquello, el capitulo esta ya casi cerrado), en mi caso el más amargo de mi existencia.

Sonrisas, risas y carcajadas. :) :D JAJA

Hay gestos y acciones tan naturales como la risa. ¿Quien no se a reído en su vida por el motivo que sea? Seguramente ya estaréis artos de oír que la risa es algo sano, e incluso es una forma de relajación, tan buena como el yoga y mil historias parecidas sobre las distintas cualidades de este impulso o gesto. Pero en ocasiones, cuando digamos que la vida nos da la espalda, nos cuesta reírnos, ya sea con lo más tonto del mundo o con la gracia más ingeniosa. Cuesta incluso un mundo dibujar, aunque sea una tímida sonrisa. No sé si alguno de los que me leéis os a pasado eso en algún momento de vuestras vidas, a mi sí. Hubo un tiempo en el que una sonrisa, una risa o una carcajada que procediera de mi, era lo más raro (esto a lo mejor les parecerá extraño a los que me conocen hoy en día, ya que por cualquier tontería me rio), el gesto más simple, el de sonreír quedaba sustituido por una mueca casi sarcástica. Tenía pocos motivos para sonreír, como iba a sonreír cuando alguien me lanzaba una lata, como iba a reírme mientras me agredían verbalmente, como iba a soltar una carcajada en medio de una agresión física. Después llegaba a mi casa y mi humor no cambiaba mucho, a pesar de ver alguna secuencia graciosa en la tele que apenas me arrancaba una sonrisa. Mi alma se ensombreció con los años de instituto y con ella mi humor. La sonrisa, el gesto más natural y más hermoso que tenemos el ser humano, seme fue distorsionando y corrompiendo y como he dicho antes se transformo en una mueca. Esa mueca la utilizaba como una forma de desprecio o escepticismo hacia los demás. Es decir como un arma a mi servicio, para molestar a los demás o como una forma velada de amenaza a cualquiera que yo sintiera como un enemigo, aunque la palabra más adecuada sería el de agresor. Y es que, algo que me ha enseñado aquellos años de instituto es que algo natural, inocente se puede distorsionar y deformarse hasta convertirse en algo oscuro y torcido cuando caemos en el abismo, un abismo que creemos erróneamente que no tiene fin y que si miramos hacia arriba no veremos la luz, la luz de un nuevo amanecer. Pero aunque no veamos el amanecer, eso no significa que no exista, solo que nosotros no lo vemos. Mi amanecer, el momento que empecé a ver algo de luz a mi alrededor, no fue cuando salí del instituto (pensé erróneamente que el día que saliese de aquel lugar, cuando no tuviese que regresar nunca más, seria cuando tal vez viera un atisbo de luz verdadera y no una triste luz que brillase de vez en cuando), no, aquel año no se hizo la luz, por decirlo de algún modo. Pero aunque tardo en llegar, llego al final y con aquel amanecer llego de nuevo la sonrisa, la risa, la carcajada, pero no como algo corrompido o forzoso, sino como algo liberador. Pude sonreír al contemplar el vuelo de un pájaro bastante torpe que intentaba volar, pude reírme al oír algo gracioso, pude echar un torrente de carcajadas al verme en situaciones disparatadas o verme hacer disparates dignos del mejor video de humor. Y todo eso, esos impulsos o acciones, como los queráis llamar surgen de una forma natural, en ocasiones escandalosa, es porque estoy vivo y sano, acaso ¿no es un motivo para reír?, ¿hay algo mejor que reírse?, pues si, reírse en compañía y ser el causante de las carcajadas ajenas. Y como no podía ser de otro modo esta entrada la tengo que terminar solo de una forma: JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA, ETC.

sábado, 10 de abril de 2010

Agresiones verbales

En algunas entradas os ido narrando algunas de las palizas, golpes y agresiones que recibí durante aquel infierno, pero hoy no os hablare sobre agresiones físicas, sino sobre las agresiones verbales, aunque en algunos casos más que agresiones físicas verbales fueron auténticos torrentes de veneno, que en algunas ocasiones consiguieron envenenarme por dentro. Como todos sabéis las agresiones verbales son los insultos, amenazas y otras lindeces sarnosas que una persona o uno mismo le dedica a otra. El cometido de todo aquello, de todas esas palabras, no es otro que debilitar y hacer un daño terrible, un daño tan terrible en algunos casos que me atrevería a compararlo con el lanzamiento de una bomba de gran capacidad destructiva sobre un pueblecito, dirigido hacia el blanco de nuestro odio. Durante mucho tiempo el blanco de aquellas bombas fui yo. Recuerdo algunas lindeces ya clásicas en el vocabulario español como por ejemplo " hijo de puta", "cabron, imbécil, jilipollas, etc"(como veis no pienso cortarme ni un pelo en esta entrada a la hora de ilustraros sobre las distintas lindeces que existen en esta vida y que te pueden dedicar, el que crea que no era necesario estas palabras y otras para hablar sobre el tema de las agresiones verbales que deje de leer esta entrada), pero también había algunas que eran autenticas obras creativas del individuo que me agredía como por ejemplo esto, toda una declaración de principios y de amor al prójimo; "Eres la basura que nadie quiere tener en su cubo de basura de lo patético y lo mierda que eres"; otra " " si fuera yo familia tuyo me cambiaria los apellidos para que nadie me relacionase contigo";, sí señor, poesía pura y dura esta última. Aquellas palabras o mejor dicho el desprecio, el odio y la sin razón que contenían me dolían y me afectaban en mi ánimos, mucho más que si me hubiesen dado un puñetazo o algo peor. Por mi interior podía sentir que algo se desgarraba, no físico, no un órgano vital, pero si algo de mí, un pedacito de mi alma se encogía y sangraba. En algunas ocasiones pensaba, cuando había alguien o alguiens que me insultaban y me agredían que era mejor que se dejaran de tanta palabrería y que puestos a elegir fueran a por mi cuerpo y dejaran de torturarme con palabras cargadas de ponzoña. Muchas veces aquella ponzoña, aquel veneno que soltaban en forma de insultos, amenazas o burlas eran el prologo de lo que más tarde vendría, los golpes y la agresión física, aunque en ocasiones cuando golpeaban y volcaban sus miserias sobre mi lo acompañaban con la ya citada ponzoña, con la agresión verbal. Aquellas palabras junto con las agresiones y los pequeños detalles de desprecio y superioridad que me regalaban me hundieron en lo más profundo de la miseria personal, que uno puede imaginarse o que en una noche de pesadillas haya podido contemplar. Aunque todo aquello, todo aquel torrente de palabras derramadas contra mí, sabía que eran mentira, poco a poco me lo fui creyendo y en algunas ocasiones de soledad una voz en mi cabeza que no era otra que mi propia voz, me repetía torturada mente que aquello que decían los demás era la pura verdad y me inquietaba diciendo que todo aquello me lo merecía. Es el poder de la palabra o mejor dicho de la mentira, cuando se repite tantas veces una mentira se transforma en una verdad para aquellos que la han soportado durante mucho tiempo. Pero a pesar de las palabras de desprecio que me decían mis compañeros y mis propios fantasmas personales pude con el tiempo superarlo, aunque fue cuando salí de aquel calvario, de aquel infierno que supuso el instituto para mí cuando a base de otras palabras, incluso de algún alago merecido con sudor de mi propio trabajo cuando supere aquellas mentiras que se habían convertido para mi en una verdad casi irrefutable.