lunes, 19 de abril de 2010

La ultima vez

La última vez que visite mi antiguo instituto, que pasee por los pasillos vacios, la última vez que vi al conserje en aquella caseta de hierro y cristal del vestíbulo del instituto, la última vez vi la gran escalera que subía a la primera planta, decidí que sería la última vez que volvería a aquel lugar. Nunca más volvería a ver aquel instituto y si alguna vez lo viese seria por que tuviese que pasar por aquel pueblo y verlo desde la carretera. Nunca más. Pensé que aquel pensamiento, aquella idea, sería como enterrar todos los malos recuerdos. Además no tenia ningún motivo para regresar a aquel lugar, y sin embargo hoy en día pienso que salí de aquel lugar furtivamente y por la puerta de atrás. Cobardemente. Mi salida de aquel sitio no supuso que ese mismo día, ni en ese mes, ni tampoco ese año o al siguiente desapareciese todas las secuelas que tenía en mi interior, solo me sirvió para parar las agresiones y el maltrato, pero las heridas, las viejas heridas (no me refiero a las físicas, sino a las mentales y a las del propio alma) no cicatrizaron. Todo fue muy lento, tal vez porque así tenía que ser, se tenía que cerrar despacio las heridas, al igual que el tiempo y los años las habían forjado. Hoy en día puedo decir que mi mente y mi alma se han recuperado casi totalmente, aunque no sé si la palabra recuperado es la más adecuada en este caso, me suena a enfermo a enfermedad, a hospital, aunque tal vez pueda traducirse así, a enfermedad, una enfermedad llamada Bullying. Pero no tengo que desviarme, ni dejar que mi cabeza cavile, saltando de un tema a otro. No creo que nadie me echase de menos cuando abandone aquel lugar (bueno, en realidad creo que eso no es del todo cierto), ni los profesores, ni tan siquiera aquellos que me agredían. Ellos habrán seguido su camino, al igual que yo he seguido con el mío y en ocasiones ese camino se ha cruzado por un lapsus corto de tiempo entre mi camino y el suyo. Pero hay una espinita clavada, una idea tal vez absurda. Hace unos días una amiga comento que había una cosa que quería hacer en la vida, todos tenemos una ilusión, algo que queremos hacer en esta vida, mientras la oía me sorprendí al descubrí que mi ilusión, lo que me gustaría hacer en esta vida antes que todo pase, antes de morir, no era las ideas que tenía en mente, tales como visitar algún día la ciudad de Roma o contemplar los Alpes, sino ver por última vez mi antiguo instituto (esta idea no la dije en voz alta, sino que la pensé). Entrar por la puerta principal y contemplar si sigue como lo recuerdo o si ha cambiado, si están los mismos rostros de profesores que contemple tantas veces. Algunos os extrañareis por esto que os comento, generalmente cuando alguien lo ha pasado realmente mal en algún sitio, lo último que le gustaría hacer es volver aquel lugar. Yo también pensaba eso, pero e descubierto que realmente uno no puede sentirse en paz, hasta que no regresa al lugar donde tantas veces lo han humillado y lo han agredido y poder sentir que con aquel acto, tal vez uno pueda sentir que has pasado finalmente no solo una página más, sino la ultima pagina de un capitulo de tu vida (que con este blog, siento que finalmente, al contar mis experiencias, al hablaros de todo aquello, el capitulo esta ya casi cerrado), en mi caso el más amargo de mi existencia.

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