martes, 20 de abril de 2010
Lanzamientos
Una de las cosas que más recuerdo de los recreos del instituto eran los generosos y maravillosos lanzamientos de cosas que me tiraban mis queridos compañeros de clase. Creo que ya hice un comentario sobre estos lanzamientos, pero creo que fue algo por encima, hoy me detendré más tiempo sobre este tema. Un tema fascinante, imaginaros la trayectoria de los objetos lanzados, los cálculos tan exactos que tenían que hacer mis compañeros para que el impacto fuera exacto y no fallara de objetivo, hacedme caso, toda una ciencia. Habitualmente los recreos los solía pasar en la biblioteca o bien leyendo algún libro o estudiando, pero en ocasiones salía de la biblioteca y solía darme alguna vueltecilla por el patio. Mi caminata solía ser solitaria, ya que no tenía a nadie para acompañarme y entablar algún tipo de conversación. La soledad del recreo me embargaba, pero eso no significa que el patio estuviera vacio y abandonado, solo que yo estaba solo rodeado de rostros y sombras. Cada vez mis salidas al patio eran menos frecuentes con el paso del tiempo. El motivo de esto no era otro que los lanzamientos de objetos que solían lanzarme algún aburrido de turno. Los objetos que me podían lanzar eran de lo más variado, desde latas de coca-cola, pasando por trozos de pan (con alguna sorpresa pegajosa y asquerosa en su interior), bolsas de patatas y terminando con piedras de muy variado tamaño, aunque seguramente me dejo algún objeto sin mencionar, estos solían ser los objetos más habituales con los que me obsequiaban. El impacto de las latas con alguna parte de mi cuerpo producía un ruido curioso, parecido al impacto de un pajarillo con algo duro. Las latas solían estar vacías aunque siempre había algún despistado que me lanzaba una lata llena de coca-cola y que curiosidad, esta lata siempre solía estar abierta, no os parece realmente curioso, pues a mí sí, realmente muy curioso. Pero claro las latas cuestan dinero y no es plan lanzarlas con líquido en su interior, asique que estos lanzamientos eran cosa extraordinaria y siempre reservada a días particularmente felices y de fiesta particular. Sí, los lanzamientos de botes solían hacerse con estos vacios. Otro lanzamiento muy habitual era el de pan, mejor dicho las dos rebanadas de pan que solían quedar del bocadillo. Estas rebanas de pan solía ser lo más denigrante que a mi juicio me podían haberme lanzado, ni a los cerdos se les hace eso. En ocasiones las rebanadas de pan contenían Jamón York, tortilla de patatas, jamón serrano y algo más. Estos lanzamientos, los de pan solían arrancar grandes carcajadas a todos aquellos que se encontraban a mi alrededor y al que lo había lanzado solían darle la enhorabuena por la excelente puntería que había tenido. Me pregunto si al darme en tal parte de mi cuerpo no tendría más valor, como en las dianas de dardos, supongo que esa interrogativa quedara siempre sin resolución. Ahora sigamos con el plato gordo con la más duro del suculento manjar de los lanzamientos, que no es otro (redobles de tambores por favor) que el gran, el maravilloso roca o piedra, recibámoslo con un fuerte aplauso. La palma de los lanzamientos lo ocupaban las piedras. Recuerdo haber visto de distintos tamaños, mientras me apartaba o en ocasiones cuando me daban de lleno. Me lanzaron piedras pequeñitas, medianas y grandes. Me impactaron en tan dispares lugares de mi anatomía como piernas, pies (ver la entrada Furia desatada), muslos, espalda, brazos, manos e incluso en la cara y en la cabeza. Podían lanzarme una piedra en un recreo, pero también varias a lo largo del mismo recreo, a lo largo de un día. Todo acompañado con carcajadas e insultos, todo con el mayor desprecio y con la degradación que el ser humano puede ser capaz.
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Ojalá fuese increible lo que cuentas...
ResponderEliminarEl caso es que ya de viejo pasaban estas cosas, aun lo recuerdo de mi primaria, en secundaria fui mas afortunado, pero ahora se están batiendo nuevos records, se usan metodos más sofisticados de acoso, la nuevas tecnologias entre ellos y se termina convirtiendo en un denigrante espectáculo de masas...
De todos modos "los viejos métodos" siguen siendo muy utilizados.
No se sabe que es peor, si la acción de quienes toman parte activa, las risas de los "espectadores" o la inacción de quienes deberían respaldarlo a uno y miran para otra parte o incluso lo culpabilizan a uno.
Aqui me tienes para apoyarte¡Animo!
Un cordial saludo
Muchas gracias por tu apollo, si, totalmente deacuerdo contigo sobre el tema de las nuevas tecnologias, aunque al igual q pueden servir para agrabar el problema tambien sirven para denunciar el asunto (q parece q aun no s han enterado algunas personas), lo dicho muchas gracias por incorporarte a mi pequeña parroquia y por convertirte en seguidor de este blog. Firmado Feanor
ResponderEliminarcomo siempre señor feanor otro relato maravillosamente contado aunque muy triste,,,
ResponderEliminartristisimo....
volviendolo a releer y metiendonos en el papel dan ganas que esas malditas piedras bocadillos latas y demas etc cogieran un efecto bumeran y les devolviera el golpe en todo el cerebro...
bueno algo imposible pq carecian/ecen obviamente de el...
fUERZA Y VALOR PARA LUCHAR CONTRA TANTO TONTO SUELTO.
fdo.el de always.