jueves, 28 de enero de 2010

Surtido Cuetara

Al lado de mi antiguo instituto hay una fábrica de galletas del Grupo Cuétara. Esta bastante cerca, solo debes de ir calle abajo y cruzar la carretera y ya estás en la fábrica. Luego ya es otro tema si quieres colarte y robarles todas las cajas del famoso surtido Cuétara. Bien, en mi instituto también se hacia el surtido Cuétara, pero se sustituían las galletas por unas cuantas collejas, callejones, ostias, insultos, berridos, amenazas de muerte, palizas, tizazos, etc. Yo solía abrir todos los días esa caja, no sé cómo me las apañaba para que siempre me saliese algo de ese surtido. Qué buena estrella que tengo. ¿Eh? No tenía una preferencia entre toda esa gran variedad de golpes e insultos, pero el que siempre seme viene a la mente, es el de las collejas, seguido muy de cerca de las palizas. Las collejas si te las daban bien, se convertían en un arte. Cada uno de los que me solían dar collejas tenía su técnica, que a pesar que en este mundo se lleve las nuevas tecnologías el abusón o matón del momento aprecia las cosas artesanales y por añadidura que estén bien hechas. Había algunos que te dejaban el cuello todo rojo donde posaba la mano. Otros eran más delicados y apenas te hacían señal alguna. Sinceramente si me dais a dejar entre estos dos tipos de collejas yo no elegiría ninguna. Las collejas, son bastante aceptadas por la Sociedad y se les resta importancia. Pero la importancia de las collejas en las agresiones es muy importante para desmoronar a la persona que es elegida como víctima. Este pequeño gesto, que alguna vez e oído que no pasa nada porque te den es una señal sutil de que cualquiera te puede hacer daño que se empieza por eso y luego si está de buen humor el matón continúa con algo más gordo. Además es algo humillante, te hace sentir como una autentica mierda. Pero sigamos con el surtido Cuétara, a ver, a ver lo que saco: Una Ostia. Analicemos la ostia como parte de este gran conjunto. La ostia puede ser dada por cualquiera, por lo que oí una vez a una chica. No se necesita especial fuerza, solo llegar a la altura de la cara de tu presa. Claro que si eres bajito yo te recomiendo que te subas a un taburete, y asunto zanjado. Este tipo de agresión te produce una rojez en la cara y si es fuerte entonces no hay diferencia alguna entre un tomate y tu pobre cara. Otra galletita envenenada de este alegre surtido son los insultos y amenazas. Los insultos habitualmente suelen ser los tradicionales, aderezados y especiados con algunos de la cosecha del abusón. Intentan con esto cabrear y mosquear a su presa, para que se revuelva contra ellos y así tener la escusa de que el otro empezó agrediendo y que él solo le estaba dedicando palabras de aliento. En cambio las amenazas buscan aterrorizar a sus víctimas, para que generalmente no se vallan de la lengua y canten delante de un profesor que hay un Hijo de puta haciéndole la vida imposible. Las amenazas pueden ser muy variadas, generalmente cuando alguien tiene los suficientes arrestos para contárselo a un profesor, entonces si se enteran te dicen aquello de " te espero a la salida" y no precisamente para declararte su amor verdadero e incondicional por ti sino para verter todas sus malas artes en ti y asegurarse que no volverías a hablar de ese asunto que solo le incumbía a ti y a él, una cosa de dos, nada de tríos. Le sigue a todo lo anterior citado los golpes bajos, en las espinillas o en los testículos, claro si nacisteis varon y los pisotones. Esto hace de pequeños complementos al día a día. Luego llegan las palizas. Las agresiones pueden ser esporádicas y no durar mucho, aunque si lo suficiente para sentirte encima de agredido y vulnerado, mal con uno mismo y pensar que no eres capaz de defenderte por tus medios. Pero esas agresiones se pueden alargar y que el agresor se cebe más de la cuenta produciendo cardenales, moratones, sangrados en los labios o en la boca. Esto es solo una muestra del Surtido Bullying, o lo que es lo mismo de las agresiones que producen unos pocos a un buen número de compañeros, sin importarles que estén agrediendo a semejantes y que tal vez les estén conduciendo al abismo y a posibles trastornos mentales. Porque los moratones y heridas varios se borran o cicatrizan, pero el dolor de los golpes, los insultos y las amenazas difícilmente se pueden olvidar. Todo esto les perseguirá en su vida estudiantil y encima se sentirán culpables. Pero sinceramente espero que a esas personas que sufren acoso escolar tengan la gran suerte de estar rodeados de gente que les quieran y les aprecien de verdad. Así pues con esto concluye mi repaso por el surtido Bullying -Cuétara.

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