jueves, 4 de marzo de 2010

Problemas

Existe una fina línea entre pasar de ser una víctima del acoso escolar a convertirse en verdugo. Es una fina línea casi transparente, la cual se rompe con una pequeña acción. Una persona que se ve humillada constantemente por sus compañeros, tiene varias opciones para mitigar ese acoso, algunas pasan por ignorar el acoso y hacer como si no pasara nada (molto dificile), quejarse a los padres y a los profesores (sinceramente esta es una opción deseable, pero que cuesta un mundo) o esta otra opción más drástica: abusar de otro alumno para que a ver si los que se meten contigo te dejen y se ríen de las salvajadas que cometas con el primero que pilles. Sinceramente nunca llegue a abusar de nadie, para que otros me dejaran en paz. Ni nunca me lo plantee, nunca fue un plan B. Sin embargo tuve que ver durante mi estancia en aquel lugar como chavales que eran acosados, optaban por dejar a un lado los escrúpulos y pasarse al bando del matonismo. Este digamos cambio de "bando" (entre muchas comillas), supuso en muchos casos (por no decir en todos) un cambio de amistades. Unas amistades que desde luego uno las denominaría como poco adecuadas y perniciosas. Unas compañías que con problemas en su entorno familiar o social, deciden huir de esos problemas, volcando sus temores y frustración en cualquiera que se les pueda cruzar por las aulas o durante la hora del recreo. Problemas que se tragan por completo y que luego los expulsan hacía otros, que no tienen culpa de los problemas que uno pueda estar viviendo. Pero el razonamiento humano o mejor dicho la locura humana no entiende en muchas ocasiones de las razones de los demás, de los derechos de los demás, solo entiende una cosa el egoísmo personal. Un egoísmo que en ocasiones es exacerbado que intenta cebarse en el que opina erróneamente que pueda ser más débil que el mismo. Una debilidad que en su mente puede ser de tema físico como meterse con alguien con algo de sobrepeso, con algún defecto facial; en otros casos esa debilidad más fuerte que la de uno puede ser la que la otra persona sea extranjera, tenga otra cultura; también puede ser alguien que tenga ideas distintas a las tuyas. Todo es legal y bueno cuando se trata de evadirse de la realidad de uno mismo pagándola con los demás. En muchos casos, todo esto no termina en el instituto. Todo lo contrario, el instituto en un semillero para un futuro. Un futuro en el que el adolescente se ha formado evadiéndose de los problemas y que en la edad adulta lo seguirá haciendo en muchos casos como lo hacía en su etapa en el instituto. No, no soy psicoanalista ni argentino (disculpen los argentinos por esta referencia, es una expresión coloquial) pero creo que no me falta toda la razón en este tema, una razón que se sustenta y se apoya en la observación de todo aquello que me ha rodeado y en lo que me rodea en la actualidad. Pero muchas veces es fácil ser un observador del devenir del tiempo y de los acontecimientos, lo difícil es involucrarse en todo eso. En fin espero que os haya gustado una vez más una de mis entradas, aunque podáis no estar de acuerdo con ellas.

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