Es increíble las veces que he intentado escribir esta entrada una y otra vez. Y nunca sale lo que quiero que salga. Siempre tengo que dejarlo y escribir de otras cosas. Cosas desagradables para mi recuerdo hace unos años, ahora no lo clasifico así, siguen siendo cosas desagradables, si, pero parte de mi. Pero es increíble como puedo plasmar las brutalidades a las que fui sometido y no puedo escribir como quiero escribir sobre algo que a mi recuerdo no es tan desagradable. Pero ser más exactos no se trata de algo, sino de alguien. Durante mi estancia en el instituto conocí a un gran número de personas, que hoy en día no soy capaz de ponerles ni nombres ni caras a la mayoría, entre ellas hay profesores y compañeros de clase. De los profesores no tengo ni un recuerdo malo ni bueno sobre ellos. Muchos me dieron clase y apenas les conocía por el nombre, no todos ,claro algunos dejaron huella en mí por diferentes motivos y circunstancias. En cuanto a mis compañeros, no hace falta deciros nada, ya os e ilustrado mis más y mis menos con algunos de ellos, pero no todos en mi recuerdo los asocio con el desprecio, la agresión, los improperios, las burlas o la indiferencia. En mi recuerdo quedo grabado una persona. Una buena amiga o al menos así la considere desde siempre, aunque muchas veces no supe valorar su amistad ni tampoco sus consejos, unos consejos que me brindaban un apoyo para no hundirme en el abismo. Si en muchas ocasiones no me acogí a aquel apoyo, siempre fue por mí, por mi terquedad. Nuestra amistad surgió a raíz de coincidir el primer año de instituto en la misma clase. Era una muchacha que se relacionaba con todo el mundo y siempre tenía un buenos días, reservado para ti cuando entraba por la puerta. Recuerdo también las horas que pasamos en el taller de tecnología, pasábamos gran parte del tiempo hablando, algunos dirán que más bien de cháchara, sea como queráis. Fue un buen año aquel año y uno de los motivos fue que conocía a buena gente, pero siempre destacando ella. Al año siguiente no tuve tanta suerte con la clase que me toco en suerte y por desgracia ese año ni ya ninguno coincidí en clase con ella. Aquel año como es lógico nuestra amistad quedo algo en el olvido, por poner algún apelativo al hecho de que no tuvimos mucho contacto. Aquel segundo año de instituto fue un autentico infierno y se repetiría cada año, aunque en ocasiones habría excepciones y momentos de relativa calma tanto para mi ánimo como para mi cuerpo. Momentos de calma. Pero siempre eche de menos aquel primer año de instituto, a pesar que el acoso escolar se empezó a dibujar en ese año. Pero a pesar que fue ese segundo año un infierno y mi amistad con esa persona estaba distanciada, ella nunca se olvido de nuestra amistad y siempre estuvo allí, algunas veces se pasaba por mi clase para saludarme y algunas veces coincidíamos en los pasillos, ya que ella estaba en otro pasillo al mío. Pero a pesar de su amistad caí en una espiral de dejadez y de amargura, degustando mi propia miseria en un cáliz servido por mí, en el que lo más amargo aun quedaba en el fondo de aquel cáliz. Pero afortunadamente aquel tiempo de amargura queda lejos, a eones. Al salir del instituto nuestra amistad se mantuvo aun un tiempo, pero al estar viviendo los dos en distintos pueblos la cosa fue enfriándose, hasta que perdimos contacto. Pero hoy en día hemos recuperado algo de aquella amistad, gracias a esto de los mundos de las redes sociales de internet, como el Tuenti. No se sinceramente si esta entrada es la más endeble de las publicadas o la más liosa de todas o su titulo muy simplon, pero me da igual daré al botón de publicar entrada y se quedara grabada en el blog. Por qué sería un estúpido si al hacer este blog y contaros mis experiencias en el instituto ignorara a alguien que formo parte de aquel periodo, que no desempeño nunca un rol negativo sobre mí, sino todo lo contrario, fue y es una de las pocas personas que puedo calificarlas con el apelativo de Amiga y ha las que tengo que estar agradecido por brindarme su amistad. Esta nueva entrada va dirigida y dedicada a ella.
Conmovedor como un culebrón de telenovela.
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