viernes, 1 de octubre de 2010

Otoño: Nuevo curso escolar


Hace ya unos cuantos eones cuando solía terminarse el verano y llegaba el otoño con sus característicos árboles descoloridos y poco a poco se desnudaban sus ramas, también me indicaba que empezaba otro año de instituto, otro año de infierno y sin sabores varios. Aquellos primeros días solían primar esa sensación de frió por las mañanas y de medias mañanas de soles cálidos. En mi caso, en el caso de mi vuelta al instituto solía caracterizarse por una nueva clase, aun más destartalada que la del año anterior, las caras conocidas de mis compañeros, aunque siempre había un par de nuevos rostros y los desfiles de distintos profesores que ese año nos darían clase. Cada año la misma historia. Solía haber un periodo de tranquilidad (que solía ser los primeros 15 días más o menos), pero después de aquel periodo de tranquilidad, la cosa empezaba por donde se había terminado el año pasado, por las fechas de Junio: el querido y bien intencionado acoso escolar que tanto le agradaba a mi espíritu y a mi cuerpo. Por eso no me solía agradar mucho que terminase el verano y empezase el otoño (aunque paradójicamente el otoño siempre a sido mi estación preferida del año), ya que suponía el principio de un nuevo año de oscuridad. A pesar de esto, de mi desagrado nunca me negué a acudir a un nuevo curso. Recuerdo especialmente un año de principio de curso que se llevo la medalla negra en tan solo apenas un mes y medio escaso. Aquel año me toco con una gran cantidad de repetidores, lo que no ayuda para nada al resto de la clase; ya que estas personas en muy raros casos se suelen tomar el repetir curso como una nueva oportunidad, miento si se toman ese año como una oportunidad: la oportunidad perfecta para arruinar el buen funcionamiento de una clase. Pues bien aquel año los repetidores eran ya subiditos de años y kilos de mala baba y arruinaban todo intento de aprendizaje. También por añadidura solían aprovechar las ausencias de los profesores (que aquel año se llevo la pera, tal vez por que nuestra aula quedaba al final de un pasillo muy, muy pero muy largo) para acribillar me a tizazos (lo que llamo en el blog las llamadas Guerras Ticeras). Imaginaros el divertido espectáculo y la bucólica estampa: un individuo sentado en su silla y con las manos en su mesa (yo) totalmente alejado de otras sillas de compañeros y siendo acribillado a tizas por una horda vociferante (el que quiera repasar el vocabulario que me solían regalar los oídos cada día en el instituto puede ver la entrada Agresiones verbales para que se pueda hacer una idea). Un día tras otro. Después me toco en gracia ser delegado de aquella clase. Fue el desastre total, robos de los partes, otra clase de robos no tan inocentes, etc. Y para colmo una paliza que me hizo morder las frías baldosas del suelo del instituto (este suceso esta relatado en las entradas La Oscuridad 1 y Oscuridad 2). Aquel principio de curso escolar sin duda alguna fue el peor de toda mi vida estudiantil y eso que tuve tiempo en aquellos años a ver unos cuantos principios de cursos. 

1 comentario:

  1. MISION CUMPLIDA..YA HE RE-LEIDO TODAS Y DIGO TODAS LAS ENTRADAS DE EL BLOG ESTIMADO FEANOR
    COMO SIEMPRE ENSIMISMADO POR LA BUENA REDACCION DE LOS MISMOS ESPERO QUE LO LEA MUCHA GENTE Y QUE SIRVA DE AYUDA....
    POR CIERTO MUCHO MEJOR CON LETRACAS GRANNDESS

    CONTINUE ASI.....
    BOIORIX SIEMPRE ESTARA AL OTRO LADO DEL BLOG..

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