miércoles, 14 de julio de 2010

Una entrada más y un hasta luego

¿Cómo escribir? ¿De qué escribir en un blog? ¿Qué se puede contar o no de lo que viví en el instituto? Fueron algunas de las preguntas que me asaltaron cuando decidí crear este blog y también esas preguntas me asaltaron cuando escribía alguna de las entradas. No quería en ningún término que pareciese que estuviera escribiendo contra alguien por motivos de rencores y oscuras venganzas. Ya que mi intención no era esa, pero me preocupaba que el que o los que pudiesen leer este blog lo pensase erróneamente. Asique que si bien cuando me pongo al teclado no tengo muy claro de que voy a escribir, una vez que la empiezo y la termino o está casi acabada la entrada la repaso a conciencia para que mi testimonio se ajuste meticulosamente a la realidad que viví y pongo también mucho cuidado en ser mi propio cronista imparcial (parece una tarea muy complicada pero me suponía un reto muy interesante y también escribir como me gustaría que me escribiesen para mi, para que lo leyese). Así pues mi intención era en no caer en improperios ni desatinos a la hora de enfocar los distintos sucesos que relato. Otro detalle era que no debía contar y la respuesta aunque parezca difícil creerlo fue muy fácil: la verdad era la verdad por dolorosa que fuera y no debía de por qué ocultar nada. Además quería que el hilo conductor de mis historias personales terminase con un mensaje final como a modo de moraleja o lección existencial que se podía desprender de lo que contaba. Así un mes tras otro me he embarcado una y otra vez a relataros mis experiencias, mis historias y las sensaciones y pensamientos que tuve durante aquel periodo que fue para mí un autentico infierno y que sin embargo curiosamente me ha aportado bastante enseñanzas y me ha valido para poderme entenderme mejor. También el blog me ha hecho reflexionar y entenderme a mí mismo durante aquel periodo, aunque me pensaba que ya me tenía más que visto en el espejo y también para hacer alguna mención especial para las pocas personas que me apoyaron. Así pues espero que todo el que haya caído por este blog le haya extraído algo positivo a esta criatura que es este blog cargado de un poco de mi esencia personal (cuando me pongo poético no hay nadie que me aguante). Así con esta última entrada os digo HASTA LUEGO. Sí, hasta luego, pero no hasta siempre ya que he decidido dejar de escribir por un tiempo en el blog, pero pronto volveré, ya que me queda mucho que contaros (pero mucho, mucho, pero muchísimo). Así pues (mi segunda palabra o frase favorita mía que utilizo a menudo) os deseo unas felices vacaciones de Verano!!!!!!

lunes, 12 de julio de 2010

Defender tus ideas

Todo el mundo tiene derecho a tener las ideas y los sueños que le plazcan. Siempre. Pero teniendo en cuenta a los demás y las opiniones de estos. Uno no puede ni debe imponer las ideas propias a nadie, destruyendo las ideas de un semejante por el motivo que sea porque ningún motivo sea el que sea justifica la destrucción de los demás. Aunque pueda ser bastante obvio esto que afirmo, parece que no es tan obvio en estos tiempos que corren, donde o bien bajo la impunidad de tener unas ideas (por muy legales o positivas que puedan ser estas) se persigue a los demás o bien la gente parece haber perdido la ilusión y las fuerzas para defender sus propias ideas y han perdido la confianza en todo y en todos. En un mundo en el que parece que todo da igual, en el que la frase que utilizaban los antiguos romanos de Carpe diem, vive el momento parece que se ha adueñado de una forma desmedida e incontrolable y que hay tantos frentes donde opinar y luchas es difícil, debilísimo hacerte un hueco para luchar por las ideas o las causas nobles que uno defiende. Difícil como digo, pero no imposible. ¿Por que uno no debe de luchar con todas tus fuerzas y con todos los recursos que uno tenga por lo que vea que es justo, noble y defender lo que nos hace sentirnos bien o nos da momentos de tranquilidad o felicidad o necesitamos para vivir....?. Pero existe los casos de personas que defienden y luchan con una extraordinaria fuerza por lo que creen que es justo. Una fuerza que da el saber que lo que uno dice es la entera verdad, que lo que uno exige no es un simple capricho pasajero fruto de un instante sino que es lo justo y lo más normal y que lo normal no es mirar ciegamente hacia otra parte retirando la vista de la autentica verdad. Y no, no es fácil. No es fácil defender tus derechos, de hacerte oír aunque uno esté decidido y tenga el aval tan importante de la verdad. Y también es verdad que no una ni dos ni tras veces se te llenaran la boca y las entrañas del barro de la derrota, sino innumerables veces. Tal vez pienses incluso en saltarte todas las reglas establecidas, pero nunca permitas que algo noble se corrompa. También pensaras en esos momentos de flaqueza que toda lucha es baldía, hasta necia frente a un Goliat que parece demasiado grande e inalcanzable como para darle con tu diminuta piedra. Pero entonces vuelve la mirada hacía atrás y pregúntate a ti mism@ por que luchas. ¿Quién o qué te hace levantarte todas las mañanas con las ganas de luchar ese día y los que hagan falta? Porque da igual que las circunstancias te sean adversas o suceda lo anterior mencionado, si crees que es justo, que es verdad esa lucha la que sea al final la ganaras. Hay algo peor que el regusto a fracaso o los desvelos por luchar por una causa justa y es no luchar, sentarte en el sillón y cruzarte de brazos. Y esa actitud pasota sabiendo que hubieses podido hacer algo más de lo que pudiste hacer, esa sensación volverá una y otra vez a tu cabeza y puede que un día amargamente reconcas que hubiese sido mejor intentarlo que quedarse de brazo cruzados. En fin terminando, esta entrada va dedicada y dirigida a toda aquella pequeña o gran lucha o defensa que cualquiera pueda realizar por algo verdadero y justo, sin que se convierta en una caza contra las ideas o luchas personales de la gente.

Pequeña defensa contra la Intolerancia (La que sea).

. La intolerancia es una lacra que hoy y siempre ha existido en nuestro mundo. Pero uno no debe de justificar la intolerancia por el simple hecho de haber existido desde los albores de los tiempos ni que en ocasiones la intolerancia nos brota desde el pecho cuando menos te lo esperas. Y es que el volverse intolerante sea el motivo que sea es tan fácil como ser víctima de la intolerancia de los demás. La intolerancia puede ser motivada por motivos étnicos, culturales, sociales, económicos, por padecer una enfermedad o una discapacidad ya sea física como mental. Pero realmente el decir que uno es intolerante contra algo es tan ridículo como justificar que se construya jardines en las nubes sin más sosten que las propias nubes. Existen tantas y tantas excusas para justificar la intolerancia como colores. Una de ellas es por ejemplo negar lo evidente: la intolerancia de una persona. Se camufla la intolerancia tras múltiples capas, hasta intentar camuflar la intolerancia. Valiente tontería. La intolerancia es la intolerancia sea cual sea esta intolerancia y por mucho empeño que se ponga no se puede ni se debe bajo ningún aspecto defender esta barbaridad. Y ya que estoy la intolerancia esta en el mismo saco que la brutalidad desmedida, la intransigencia y la más fragante de las incapacidades mentales para entender a los demás y las luchas y reivindicaciones de los demás

viernes, 9 de julio de 2010

La lucha de un padre por su hija

Por suerte para los ciudadanos de este país vivimos en una democracia y existen instituciones y organismos que velan por el bien de los ciudadanos. Claro, que esto es la teoría y en muchos casos las administraciones o seres menores de estos organismos no solo fallan sino que también pueden contribuir a hacer aun mayor el problema. Este es el caso de Silvia, una joven que reside en Extremadura. Pues bien esta joven ha estado sufriendo todo tipo de clase de Bullying (no pondré ni un solo ejemplo de esos maltratos porque creo que todo el mundo se hará una idea aproximada si han leído alguna de mis entradas anteriores y tampoco creo que sea yo el idóneo para ilustrar las vejaciones que los compañeros de Silvia hicieron con ella). El padre de Silvia se puso manos a la obra para que la administración se pusiera en movimiento para que hicieran lo posible para arrancar de cuajo aquella situación tan desagradable y terrible que estaba viviendo su hija. Pero los distintos responsables, en este caso de la junta de Extremadura no hicieron nada, salvo entorpecer y empeorar la situación. Es tal que se ha volcado en esta lucha que a acudido ya a incontables cadenas de televisión y de radio luchando y denunciando la dejadez de la Junta de Extremadura. Pero no solo se ha limitado a denunciarlo por los medios de comunicación sino también ha creado un blog cuya dirección es la siguiente para todo aquel que quiera conocer el caso de la lucha de este autentico padre coraje: http://vagabundotraslalibertad.blogspot.com/2010/07/acoso-escolar-bullying-segunda-parte.html Tambien os dejo aqui un video que hizo telecinco sobre el caso de Silvia: http://www.youtube.com/watch?v=ZAnv7e9fNYw&feature=player_embedded

miércoles, 7 de julio de 2010

Sinuhe, el egipcio de Mika Waltari


.Existen autenticas maravillas en el mundo de la literatura, que en muchos casos solo se conocen sus nombres y todo el mundo los considera como maravillas, pero esos mismos que alaban ese libro reconocen que no se lo han leído. Pues bien una de esas maravillas es Sinuhe el egipcio (no soy el alabador que no lee al alabado). Esta novela histórica ambientada en al mundo de los faraones, concretamente se centra en el reinado del polémico y controvertido Akenaton, fue escrita por el finlandés Mika Waltari alla por el año 1945. La historia nos narra la vida de Sinuhe, hijo de un medico egipcio. Asistimos con él a contemplar los cultos tradicionales egipcios y la educación egipcia. También veremos y creo que es uno de los atractivos de esta historia (por lo menos para mí lo fue) como era la medicina egipcia y las operaciones que realizaban los "cirujanos" de aquella época (tales operaciones como la trepanación, es decir abrirte el cráneo). Te dejan asombrado por los avances médicos de aquel tiempo tan remoto y de aquellas gentes olvidadas en incontables siglos). Pero esa vida tan comoda y apacible se viene abajo un buen día al conocer Sinuhe una mujer de sensuales figuras y con una asombrosa capacidad para manipular a los hombres (ríete tu de mujeres como Matahari o Cleopatra). Sinuhe es engatusado por las malas artes de esta mujer y dilapida toda la fortuna familiar para conseguir los favores de esta mujer. Pero lo único que consigue es que la mujer se quede con todo el oro, la casa de sus padres y hasta las tumbas de los padres de Sinuhe que aun viven, sin cumplir su promesa de entregarse a Sinuhe. Además Sinuhe ve como sus padres se suicidan al conocer la noticia de que están en la ruina y sin la esperanza de llagar al más allá (en el antiguo Egipcio creían que todo aquel que no era enterrado adecuadamente según sus tradiciones perdía su alma). Así Sinuhe roto por el dolor de la pérdida de sus padres y creyendo que sus amigos se han podido enterar de sus acciones decide embarcarse y desterrarse de su patria. Así junto con Sinuhe podemos ver las distintas culturas y formas de vida de la Antigüedad, una antigüedad que aun no conocía ni existía ni Roma ni la Helade (Grecia). Veremos las prospera ciudades Sirias, donde tendremos el placer de degustar sus más preciados vinos, veremos a las extrañas vírgenes de los templos que se prostituyen a cambio de unas monedas (desde luego el concepto de virgen que tenían los Sirios no era el mismo que tenemos nosotros ni curiosamente sus vecinos los egipcios).

lunes, 5 de julio de 2010

La violencia es el miedo a los ideales de los demás.
La violencia es el último refugio del incompetente

miércoles, 30 de junio de 2010

Por qué me rechazas? No somos iguales?

Esta entrada que creo es por un buen motivo y es para recomendar a todo aquel despistado que pueda caer en este blog otro blog hecho por una madre que tiene una hija con síndrome de Turner y que creo que es una excelente forma para conocer mejor la discriminación que crea este síndrome y también una denuncia clara contra todo rechazo y discriminación. Así pues os dejo aquí la dirección: http://descriminacionsocial.blogspot.com/2010/06/acoso-escolar.html?showComment=1277910844897_AIe9_BF_kg1q6Sw6CZ_lJbwT41t5RdIRXO2u-oGr6kIOGndlvhjfYjsjJ6XfiM9kuzRgbzhCle6YS6irMrFm7rPDiVYk3Z6PoK9l944UPpTtFBktdEYqV7Aq9gLimdsIJd8L0rbxxA9M7c1QKyVat2rcLV22a0jNq0gbB

martes, 29 de junio de 2010

En la noche que me envuelve, negra como un pozo insondable Doy gracias al Dios que fuere por mi alma inconquistable. En las garras de las circuntancias no he gemido ni e llorado. Ante las puñaladas del alzar si bien e sangrado, jamas me e postrado. Más alla de este lugar de ira y llantos acecha la oscuridad con su horror. No obstante la amenaza de los años me halla y me hallara sin temor. Ya no importa cuan recto haya seguido el camino,ni cuantos castigos lleve a la espalda. Soy el amo de mi destino. Soy el capitan de mi alma. http://www.youtube.com/watch?v=5v2D9drqIUM&feature=PlayList&p=CDE0B1CDD3203E6B&playnext_from=PL&index=37&playnext=1

Normalidad de la violencia en la calle

Hace ya un tiempo iba una tarde yo en el metro distraído, en una de las estaciones las puertas se abrieron para dejar paso a un grupo de estudiantes. Por el aspecto yo diría que iban a primero de la ESO. En este grupo se encontraba dos chicas, entre tanto chaval varón. La cuestión es que a pesar de mi distracción mirando el plano del metro para pasar el rato hasta llegar a mi destino vi por el rabillo del ojo como una de las dos muchachas le arreo sin ton ni son una bofetada (de esas que te ponen los carrillos como la piel de un tomate) a uno de los muchachos. Mi visión cambio rápidamente de mirar el plano para ver aquella improvisada y extraña escena. La muchacha después de haber golpeado al muchacho se echo a reír, lo mismo que si la hubiesen contado un chiste de estos que si bien son obscenos te arrancan una gran carcajada. El muchacho se encogió de hombros y la muchacha empezó a hacerle arrumacos, como si se tratase de un pobre y tonto perro. Esta escena me llamo la atención y me hizo pensar en que aquella acción que la muchacha había ejecutado con cierta inocencia y naturalidad era un indicativo claro de la normalidad que ha logrado en la sociedad (sobre todo en los más jóvenes) la violencia. La violencia ha logrado a mi parecer un alto grado de normalidad y hasta de aceptación, tanto que ha perdido su concepto original que ha tenido desde los albores de los tiempos. Como claro ejemplo de lo que os cuento es lo que vi en el metro. A nadie entre los chavales le sorprendió la bofetada que sin ton ni son la muchacha como dirían en mi pueblo le arreo en toda la geta. Y entre la gente adulta todos volvimos la cabeza, no por hecho de la agresión sino por que sonó bastante fuerte el contacto de la mano con la cara del muchacho. Solo se oyó algún que cosas hacen los críos de hoy en día. Y poco más. Y la verdad es que la cosa no fue a más. Pero la cuestión es que aquel acto refleja a las claras, según mi entender que entre la juventud la violencia esporádica, sin que medie nada antes para ejercerla es un síntoma de que la gran enfermedad de la violencia se está quedando entre la juventud, juventud que crecerá y que por mucho que algunos dirán que ciertas actitudes de la adolescencia desaparecerá en esos individuos en la edad adulta, se equivocan y aquel concepto equivocado de la violencia como algo normal lo arrastrara hasta la edad adulta. No entrare más en valorar el aspecto de la violencia en la actualidad, pero creo que es bastante obvio que tanto la violencia en si como los actos tal vez de menor gravedad, pero que contienen violencia al fin y al cabo es algo que por desgracia se esta volviendo normal en todos nuestros aspectos de la vida cotidiana y en todos los sectores tanto de edad como sociales. En fin un saludo a todo aquel que se digne a leer esta entrada y si le hace pensar aunque sea solo una milésima de segundo en lo que cuento hoy o en otras entradas anteriores me alegro sinceramente y esa será mi recompensa. Hasta la próxima entrada.

viernes, 11 de junio de 2010

Un amigo, un apollo

Siempre hay que estar agradecidos a todos los que te han apoyado o bien a lo largo de toda o casi toda la vida y a los que han estado allí en un momento duro para apoyarte. Sin duda alguna hay que contar con gente que te apoyen, que te animen. Pero no solo de apoyos vive el ser humano y en ocasiones necesitamos a alguien que por así decirlo nos ponga los pies sobre la Tierra. Que en un momento dado, cuando hemos perdido el norte, venga alguien que nos zarandee y nos vuelva a poner en el rumbo correcto. Hoy en día hay pocas, poquitas personas que se atrevan a contrariarte por tu bien, no con el afán de joder como popularmente se suele decir. Esto es a mi juicio lo que hace diferenciar a aquellos que dicen ser amigos tuyos, todo el rato de jiji jaja, pero a las primeras de cambio si te he visto no me acuerdo. Esos queridos lectores no son amigos, ni pueden tener a mi juicio el apelativo de ex-amigos o antiguos amigos, ya que nunca lo fueron. Tal vez tu si de ellos, pero ¿y ellos de ti? Es fácil, facilísimo estar al pie cuando las cosas van bien, pero no están fáciles cuando todo se desmorona. Hay que echarle agallas, pelotas, narices sangrantes, como queráis llamarlo pero un amigo de verdad tiene el arrojo suficiente para contradecirte cuando a su juicio (y los hechos le dan la razón) no estás haciendo las cosas correctamente o te equivocas. No es fácil, no. No es fácil decir tal vez algo que pueda dañar a un amigo, pero ese daño momentáneo pueda quizás hacerle entender a esa persona que quieres su bien y solo eso. Cuando el barco se hunde el último que suele abandonar el buque es el capitán para asegurarse que las vidas humanas se han salvado. Pues un amigo es como ese capitán chalado que no huye, se queda para ayudar a su amigo. En ocasiones esas situaciones pueden ser goteras que se pueden solucionar tabiquetando un poco el muro y echando argamasa el amigo, es decir problemillas o intentos de una situación o de alguien ajeno por complicar, pero otras veces son auténticos aludes de agua y nieve que sepultan al más pintado, pero si tienes un apoyo, el apoyo de un autentico amigo ríete de todo el agua o de la nieve, que arrasen todo pero a ti ni te tocaran al tener tu apoyo a tu lado. Y el que tenga un amigo o una amiga así, capaz de preocuparse de uno de esa forma, tiene una de las cosas que a mi juicio deben de atesorarse y cuidarse para que no se oxiden en esta vida, en esta cruel y sarnosa vida. Ese amigo puede ser porque no tu pareja, la persona por la que tus entrañas suspiran y sangran por él o ella, puede ser tu herman@ el cual ha estado a tu lado desde que erais cachorros de teta, puede ser alguien que conocisteis en el cole y que te ha acompañado desde entonces. Sea quien sea esa persona procura tratarla bien, mímala, apoya, que se apoye en ti, en fin se un autentico amigo y por todos los rezos, ruegos o plegarias que existen en este mundo no te ciegues no veas a un lobo donde haya una oveja y viceversa. En fin voy a dejar así la entrada por que unas babas chorreantes procedentes de mi boca están salpicando el teclado de tan a mi juicio vehemente que me he puesto con esta entrada.

jueves, 10 de junio de 2010

Que hubiese pasadosi...

Sucede muchas veces que en ocasiones tendemos a pensar que si hubiese ocurrido las cosas distintamente a cómo ocurrieron ahora tal vez nuestras vidas o algún momento de ellas sería diferente hoy en día. Pensamos que si hubiésemos cambiado una decisión en un momento dado todo sería diferente. Todo eso me torturaba durante mis años de instituto, el pensar por ejemplo que hubiese pasado si en vez de estar en ese instituto hubiese ido a otro. ¿Se hubiese modificado la historia, no hubiese recibido acoso escolar? Esa pregunta junto con otras de lo que pudo haber sido y nunca fue me atormentó durante mi último año de instituto. No me hacía ningún bien el pensar que hubiese pasado si en vez por ejemplo de a ver abusado de otro si tal vez el problema se hubiese mitigado, si hubiese sido aceptado por los que me agredían. Pero esa idea se desvanecía tan rápida como había acudido a mi mente. Era absurdo pensar que si me hubiese vuelto como los que me agredían hubiese solucionado el problema. También me acosaba que si no hubiese sido así, es decir si mi actitud, mi personalidad no fuera la que es tal vez las cosas no habrían sido así. Pero al igual que el anterior pensamiento, era algo absurdo. Si no fuera como soy, sencillamente no seria. Así de fácil. Hubiese sido otra persona, con otras perspectivas, con otra alma, con otro corazón. Y es que el pensar en todo eso no se soluciona nada y no ayuda tampoco, todo lo contrario, se empeora la situación, se llega a la autocompasión. Una autocompasión que no sirve de nada. Pero esto que pienso hoy en día, lo pienso así porque me di cuenta cuando todo aquello empezó a quedar en el pasado. Es una tontería el mirar atrás, el querer viajar al pasado para modificar el presente. Personalmente no sirve de nada. Lo que paso, paso y punto. Fuese malo, fuese bueno, todo lo que uno ha vivido es parte de uno, por muy doloroso que sea para uno. Y os lo dice alguien que durante mucho tiempo lo paso mal, que se hundió en el fango y mucho más abajo. Os lo dice alguien que ha pensado eso que ahora critica, alguien que desde la perspectiva que da el mirar calmadamente la situaciones pasadas lo ve claramente.

Cuando sale el Sol de Shakira

Y un día después


De la tormenta

Cuando menos piensas sale el sol

De tanto sumar

Pierdes la cuenta

Porque uno y uno no siempre son dos

Cuando menos piensas

Sale el sol



Te lloré hasta el extremo

De lo que era posible

Cuando creía que era invencible

No hay mal que dure cien años

Ni cuerpo que lo aguante

Y lo mejor siempre espera

Adelante

Fragmento sacado de la canción cuando sale el sol de Shakira.http://www.youtube.com/watch?v=idcighADREA&feature=related
Sólo diré que esta parte hoy el cielo me ha guiado para haberme consolado, si consuelo puede ser del que es desdichado, ver otro que es más desdichado.

martes, 8 de junio de 2010

Anecdota: dibujos

Con la venida del buen tiempo me ha dado por dibujar, una afición que se arraigo durante mi infancia. No soy ni de lejos un buen dibujante, pero siempre me ha gustado, aunque sea el coger un boli y enguarrinar una servilleta con caras grotescas, caras sin dueños. Como digo es una afición que me apareció durante mi infancia, como nos suele pasar a muchos en nuestras vidas, algunas aficiones infantiles las conservamos o las modificamos para que están más acordes a nuestros gustos adultos (aunque algunos no crecen, tengan 20, 50 u 85 años) como el futbol el coleccionar algo, etc. Como digo mis dibujos no son nada del otro mundo y son caras grotescas que recuerdan caricaturas o figuras alegóricas. Pues bien esta afición me trajo un buen día un pequeño mal entendido con un compañero de clase de Primero de la E.S.O. Estaba yo dibujando en una hoja, la hoja estaba ya abarrotada de hombres-Teteras, estufas con patines pilotados por bichos, zapatillas peludas con fauces, caras estrambóticas y un largo etc. Pues bien me dio por hacer en ese momento una cobra Real y para darle un toquecillo muy de mi gusto la hice que me sacase la bífera lengua, bien, muy, pero falta algo que tal amiga si te ponemos un flequillo. Y como la cobra no opuso reparos ante aquel look tan original y atrevido le puse el flequillo. Pero claro había tenido la insensatez de haber hecho los dibujos en clase y muchos compañeros lo habían visto. Varios de ellos le dijeron a otro que viese los dibujos y que se fijase en la cobra. Y cuando este vio la cobra, no vio a la cobra, se vio a él mismo reducido a una caricatura con cuerpo de cobra. El motivo de que se pensase de que la cobra y él se pareciese tanto, fue que como he dicho la cobra llevaba un flequillo que la hacía como que estaba rapada pero con un mechón de pelo en la cabeza, igualito que el. Vamos, ¿que si hubiese dibujado un hipopótamo con peluca, la conserje se tenía que haber sentido ofendida y si hubiese hecho un cuervo con un ancho bigote, Aznar me hubiese echado del país bajo la acusación de calumniar a su persona? Total que el muchacho se empeño en acusarme de que le había ridiculizado y me propino un golpe (para que demorar el asunto en demostrar que no, que si y yo que sé cuantas cosas más, hay que resolver las cosas como adultos, a mamporros) y me derribo y me arrojo al suelo, yo pues decidí que si me hubiese dejado explicarme me hubiese explicado con palabras hubiese ganado, pero como no había palabras pues a intentar pegar más mamporros o que no me pegasen más. En fin que el resultado fue que nos pillaron los profesores, nos mandaron a dirección y cuando el muchacho explico el motivo de la pelea, casi nos echan a patadas por semejante tontería. En fin en ocasiones lo más simple, la acción más limpia o tonta sin maldad puede causar un equívoco como me paso en aquella ocasión.

viernes, 4 de junio de 2010

Correr

Mis piernas al igual que mi cuerpo no es que sean físicamente cosa del otro mundo, pero si que me siento orgulloso de ellas. Estas dos piernecitas que ahora están quietas en el suelo mientras su propietario escribe, han corrido delante y detrás de cosa o persona imaginable y más. Cuando era apenas un criajo de poco menos de un metro de estatura mis piernas se aceleraban cuando veían a una oveja y salían en persecución de esta, aunque en ocasiones era yo el que salía pitando cuando algún carnero se pensaba que era un autentico toro bravo en los San Fermines (cosas de vivir en un pueblo y de que uno tenga un padre pastor). Cuando empecé a medir algo más, el deporte de la persecución de cabras y ovejas se me quedo como un deporte menor y mis piernas empezaron a correr detrás de una borrica nerviosa que tenía mi padre y que hacía lo que le daba la gana y había que ir a por ella a la Conchinchina a por ella (y encima el animalito majete cuando te veía se ponía a correr, ¿correr he dicho?, quise decir galopar, ríete tu de los caballos purasangre y compañía). También han corrido apresuradamente por la acusada sensación de urgencia al ver que el reloj avanzaba y que uno llegaba tarde. En fin he corrido por muy distintas circunstancias y por motivos varios durante mi infancia, adolescencia y hoy en día sigo haciéndolo para sentirme vivo, ya que la sensación que me produce es de un gran subido (cosas de un raro, jejeje.). Pero nunca imagine durante mis años de infancia, ni menos un año antes que entrase al instituto que tendría que correr para huir de los compañeros de instituto que me querían agredir y que la diferencia entre correr más rápido o más lento que ellos supondría la diferencia entre caer en las garras o no de algún compañero aburrido o que intentaba evadirse de sus propias miserias a través de agredirme a mi o al que pillase por el camino. Entonces mis piernas empezaban a ponerse frenéticamente en movimiento y que la suerte me sonriese para no caer en manos de aquellos que corrían detrás de mí. Claro, corría cuando la situación me lo permitía, pues no siempre podía hacer eso. Tengo mi cerebro embotado de recuerdos relacionados con corre, corre que te pillo y como te pille te voy a dejar como un coche triturado por una trituradora. Podría mencionar no uno ni tres momentos relacionados con aquellas persecuciones. Recuerdo un día que en el recreo me amenazaron y me prometieron que ya podía correr que como me pillasen me iba a enterar. U otra vez al salir del instituto tuve que evadir a unos muchachos en la puerta del instituto y salir corriendo hacía el autobús al darme cuenta que me habían visto. La sensación de angustia y de angustia eran los motores que me daban fuerza para correr, el corazón seme revolucionaba, notaba como la sangre me corría agitadamente por las venas y los latidos del corazón me palpitaban en el oído como si fuera una tamborrada de tambores en semana santa. Pero no por mucho correr lograba evitar el acoso, no siempre. Además según paso el tiempo las ganas de correr para poner el pellejo a salvo se fueron amortiguando y una sensación de dejadez y de puro camicace se apodero de mí ante el peligro que se avecinaba y que uno podía ver a kilómetros de distancia. Para que correr si más tarde o temprano el o ellos u otros me cogerían más tarde o temprano y acabaría igual que otras veces.

martes, 1 de junio de 2010

Malestar

Recuerdo que durante el último año que estuve en el instituto, una sensación repugnante me recorría por todo el cuerpo, haciéndome vomitar cuando llegaba a mi casa. Los vómitos eran precedidos por estrambóticas y exageradas arcadas que me hacía lagrimear e hincharme los ojos por el brutal esfuerzo. Eran como digo unas arcadas exageradas, ¿pero por que esta sensación? ¿Por qué me sucedía casi todos los días cuando regresaba a casa? Estas dos preguntas son si me lo permitís alabarme a mí mismo, bastante interesantes y dignas de reflexionar. Sinceramente nunca fui al médico para averiguar el por qué de aquellas arcadas, que en ocasiones acababan en vomiteras cortas o simplemente no vomitaba, pero mi cuerpo quedaba desecho por el esfuerzo y con una sensación de asco durante unos minutos hacía la comida. Pero a pesar de no haber ido al médico, al hechicero moderno de la tribu para plantearle que mi cuerpo reaccionaba raro, creo que la respuesta estaba bastante clara, si reflexionamos un poco y analizamos. La sensación me invadía habitualmente de lunes a viernes y siempre cuando regresaba del instituto, no por la mañana, ni durante el horario del instituto, sino cuando regresaba. Por lo tanto el virus o causante de ese malestar era (redobles de tambores, por favor): El instituto. Sí, la sensación que me invadía era de repulsión por otro día de infierno, por ir a un lugar que me desagradaba en suma profundidad y que parecía que no tendría fin, un año tras otro, un año más de infierno. E leído y también e comprobado en otras personas que ciertas situaciones vividas por un individuo en el trabajo por ejemplo se traduce en estrés y que cuando uno atraviesa una situación de estrés o de máxima tensión el cuerpo se rebela, traduciendo todo ese estrés y esa tensión que acumulamos en malestares momentáneos (aunque en ocasiones no tan transitorios y que pueden degenerar en algo mucho más grave). Esto pues, era lo que a mi juicio me sucedía, ya que los fines de semana no me ocurría nada. Os ahorrare las descripciones físicas de como mi cuerpo reaccionaba con las arcadas, creo que os podéis imaginar con lo que habéis leído más arriba, además no creo que sean necesarias descripciones detalladas ni mil y una metáforas rebuscadas para trasmitiros la idea o el mensaje si queráis llamarlo así de que nuestro organismo en muchas ocasiones traduce lo que vivimos por dentro, en nuestras neuronas, en nuestro subconsciente. Las sensaciones extremas se contrarrestan con una respuesta brusca de nuestro organismo y ese fue mi caso, una sensación más, dentro de las que sentí y viví durante mis años de instituto. El instituto paso y aquella sensación de repulsión, de malestar que me reinaba se disipo y se calmo al comprobar que nunca más tendría que pasar otra vez por aquello. Tras esto mi organismo se ha comportado como un niño bueno (bueno, dentro de lo que cabe esperarse de un niño pequeño que es como podíamos identificar a veces nuestro organismo que de vez en cuando se pega algún berrinche tonto o tiene costumbres repetitivas bastante molestas) y como dirían los antiguos romanos traducidos al español moderno: mente sana, cuerpo sano.

Libros:La Traicion de Roma de Santiago Posteguillo

Una vez más y por tercera y última vez os seguir hablando en esta sección dedicada a libros sobre la trilogía de novela histórica, Africanus. Vamos pues una vez más. La tercera parte de la trilogía sobre Publio Cornelio Escipión "el Africano", podría sugerir que se trata de un mero complemento y obligado final de las apasionantes aventuras relatadas en las dos primeras entregas (Africanus, el hijo del cónsul y Las Legiones Malditas), aunque sólo ver el número de páginas del libro bastaría para quitar esa idea de la mente del más pesimista que se espera un libro de bulto.
En efecto, parecía difícil mantener el ritmo, la emoción, y la atracción de los comienzos de la carrera militar del joven Publio, de las duras derrotas ante Cartago en la propia península itálica culminadas en la desastrosa y mítica Canae, de la sorprendente y existosa campaña en Hispania que culminó con la espectacular y sorprendente toma de Cartago Nova que significó la expulsión de este rico territorio de la rival africana, y del audaz plan de llevar la 2ª guerra púnica a las puertas de la misma Cartago, del resurgimiento de las legiones malditas olvidadas lejos de Roma, que forzó al senado africano a tomar decisiones precipitadas y erróneas, y que culminó en Zama con cualquier esperanza cartaginesa de imponerse a su gran enemiga.
Parecía difícil, pero no imposible.
Y Posteguillo al igual que Publio Cornelio Escipion el protagonista de la historia, su autor no se ha dejado impresionar por la dificultad de la empresa y ha conseguido mantener el ritmo narrativo de sus anteriores trabajos y de meternos en las emociones de los personajes (mucho más difícil esto que narrar batallas). Gracias a algunos pasajes de las memorias de Publio (estas memorias se perdieron hace ya bastante tiempo) podemos conocer las emociones del personajes, lo cual resulta un añadido más para conocer mejor al personaje principal, el cual se analiza desde una fría imparcialidad hacia sí mismo, que en algunos casos resulta una autentica autoflagelación por los errores cometidos tanto en lo político, sentimental y familiar."He sido el hombre más poderoso del mundo, pero también el más traicionado."
En esta ocasión, comienza con un Escipión en lo más alto de su poder en Roma que celebra un apoteósico Triunfo tras acabar con la amenaza cartaginesa en la Batalla de Zama, un Catón obstinado en derrotar a su rival político a toda costa y tarde lo que tarde lo conseguirá y no descansara en lograrlo, un Anibal en busca de un ejército que pudiera proporcionarle una nueva oportunidad para enfrentarse a Roma que le tocara humillarse ante hombres más grandes en cuanto a títulos pero no en capacidad militar ni humana, y una Roma que ya se asomaba con fuerza al mundo como la potencia hegemónica de los siguientes siglos y con sólo un único rival a su altura, con el poder suficiente como para discutirle esa hegemonía: el Imperio Seleúcida del ambicioso Antíoco III que tiene el nada desdeñable sueño de volver a restablecer el Imperio de Alejandro Magno, en el que Aníbal encontrará el ejército que necesitaba, pero que finalmente no tuvo la oportunidad de usarlo contra los romanos en Magnesia.
Así, cuando parecía que en esta entrega se narrarían batallas un peldaño por debajo de Zama o Canae, la descripción del enfrentamiento sirio-romano, de sus movimientos, estrategias y tácticas como la carga de los caballeros catafractos sirios (que te acojonaran al leer como van lentamente pero sin pararse, matando a todo y a todos los que se opongan en su camino, ríete tu de Termineitor) colmará con creces las expectativas de los más exigentes.
Pero no sólo en lo militar se limita el libro: los durísimos enfrentamientos políticos en el Senado Romano de los seguidores de los Escipiones y Emilio Paulos por un lado, y los acólitos de Catón por otro contienen una fuerza y una intensidad que no tienen que envidiar en nada a los movimientos de las legiones en combate ni a la carga de una multitud de elefantes. Y en el que el capitulo un discurso en el senado nos mostrara que la oratoria es una afilada espada y nos hará emocionarnos con las palabras del hijo de Escipion que dedica a su padre (el mejor discurso que se pueda a ver leído de los que aparecen en el libro y también a mi juicio uno de los mejores de la historia de la literatura).
También el libro nos muestra las similitudes de Escipion y de Anibal y como se parecieron en el fondo tanto que tuvieron vidas tan parecidas que hasta en su muerte se parecen los dos y quedan unidos por el sentimiento de que todo lo que han hecho en la vida queda marchito ante una voraz Roma.
En definitiva, un libro que no sólo es una mera continuación de los dos anteriores, sino que rivaliza con ellos en interés tanto narrativo como histórico, ya que narra sucesos que tal vez no sean tan conocidos como los relacionados con la guerra púnica que protagonizaron Anibal y Escipión, el gran enemigo de Anibal y principal culpable de que Roma prevaleciera sobre la urbe africana, y en definitiva de tener algo que ver en que el mundo sea como lo conocemos y no de otra forma.
Destacar además de la batalla de Magnesia entre el Imperio Seleucida y la Roma Republicana y de los vibrantes combates dialécticos y escaramuzas políticas entre las dos facciones políticas dominantes del Senado, la capacidad del libro de trasladarte con una facilidad pasmosa a aquella excitante época, y que hace que una trilogía de más de 2.500 páginas sea tan apasionante, adictiva, y fácil de leer, cosa difícil de conseguir.
Además, la manera de acabar el libro, facilitando la comprensión de cómo quedaba la situación política de Roma tras la narración de la vida de Publio, qué les sucede a los principales protagonistas, e incluso aclarar las implicaciones de éstos en el futuro de Roma y en las propias generaciones siguientes de Catones y Escipiones, es algo que casi debería ser obligatorio para todo aquel que se embarque en la apasionante tarea de novelar nuestro pasado. Y nos demuestra la profesionalidad y el gran trabajo de este escritor, que si me permitís mi osadía compararía al gran J.R.R.Tolkien en cuanto a capacidad de trabajo y sacrificio, todo por contarnos una historia y aportarnos algo, no solo puro entretenimiento, que también.
En fin un libro apasionante dentro de una saga apasionante que parece que por recomendarla me este pagando una comisión por recomendarla, pero en realidad se trata de mero furor lector ante una maravilla, que el único pero que tiene es que no se ha escrito en Gran Bretaña o Estados Unidos, países que parecen la cuna de todo lo literario a nivel internacional. Pero estas novelas nos demostraran que con mucho trabajo y saber hacer se consiguen autenticas joyas artesanales como es este caso. Por último dar las gracias a Santiago Posteguillo por esta joya (y que estoy deseando leer cualquier cosa que se le pase por el tintero) y también dar las GRACIAS a ANIBAL y a ESCIPION por haber existido y tener vidas tan apasionantes. Y a los culpables que me lo regalaron por mi cumpleaños. Y (mira que estoy pesado con las y) una ultima mención a los que se caigan por este blog, abandonado de la mano divina, y es que espero que os haya mordido la curiosidad por leer estos libros por culpa de este gran pesado que os escribe.

miércoles, 26 de mayo de 2010

Libros: Las Legiones Malditas de Santiago Posteguillo


En la última entrada sobre libros recomendé Africanus, el hijo del Consul. Hoy como no podría ser de otra forma, seguiré con el segundo libro de la trilogía. Tenemos ahora un Escipión más maduro y que poco a poco va perdiendo la pátina de héroe perfecto que venía arrastrando desde el anterior libro y en el que empiezan a verse por fin algunos defectos como la ambición (aunque nunca desmedida como la de otros personajes de la trama), vanidad y arrogancia; defectos que no eclipsan su papel de protagonista ni las simpatías que pueda genera el personaje, al contrario al darle más realismo lo acercan si cabe aun más al lector.

En el primer libro Escipión era todo pureza y motivaciones positivas como el honor o la amistad, con el paso de los años y la guerra, con los reveses políticos que llegan desde Roma de la mano del despiadado Flavio Maximo y con las discusiones con algunos de sus más fieles oficiales y amigos vemos como Escipión adquiere un lado sombrío. El lector puede ver que pese a lo positivo del personaje también tiene un lado oscuro, e incluso cuando se desata la locura campa a sus anchas con el velo de que en ocasiones para imponer lo correcto hay que hacer autenticas barbaridades, ejemplo claro el pasaje del motín de Sucro.

Cierto es que los malos son muy malos (Quinto Fabio Máximo es un político despiadado que manipula el senado a su antojo para propio beneficio y para hundir a Publio Cornelio Escipión y encima es cruel y maltrata a sus esclavos, Catón es un personaje odioso y hasta repelente para mi gusto…) aunque el tópico se rompe con Aníbal, al que podemos llegar a ver como el contrapunto cartaginés del propio Escipión y no como un villano despiadado que sólo busca destruir Roma sino como la horma de la sandalia de Publio, el cual tiene sus propios enemigos entre los suyos más que entre los romanos.

También vemos la evolución de algunos personajes como Cayo Lelio y la relación de este con el personaje principal respecto a la primera novela. Podemos ver la evolución tan brutal que tiene Masinisa a lo largo de esta novela y a medida que ve haciéndose realidad sus deseos de gloria, los cuales sacrifican a su mayor amor para obtener la tiara real de numidia. La vida cotidiana se sigue manteniendo escrupulosamente y fielmente a la realidad de la época gracias a los personajes femeninos como la esposa de Publio, la madre de este, la amante de Cayo Lelio que nos descubren el mundo romano, las tradiciones, la religion y la vida cotidiana de una gran urbe de la antigüedad como es Roma, el papel que tenia las mujeres de alta alcurnia en la política de alianzas entre naciones a raíz de sus matrimonios lo descubriremos de la mano de Sofosniba, hija de Giscon.

Las batallas y asedios están recreados magistralmente, con una acción muy fluida y una violencia realista y brutal en ocasiones, de tal modo que no es difícil para el lector verse transportado al conflicto y escuchar a su alrededor los gritos de su centurión en el fragor de la batalla o como te atraviesa una lanza numida ante tu estupor.

El colofón de la novela, la traca de fin de fiestas como dirían en mi pueblo es la batalla de Zama siendo una de las mejores batallas que he podido leer. Es realmente épica y está perfectamente descrita, con gran lujo de detalles y nos muestra el mano a mano entre Aníbal y Escipion y pese a saber bien cuál era el desenlace real a veces uno no puede evitar pensar si realmente acabaría de igual forma la novela, sensación difícil de lograr en el lector al tratar hechos tan conocidos como es en este caso la batalla de Zama. Tan realista y tan cruel es la batalla que se te moverá las entrañas al ver no solo la muerte de ciertos personajes que hemos conocido a lo largo de esta novela y de la anterior sino al leer que tal legionario que estaba al lado caía también, como si lo tuvieras al lado tuyo en ese instante.

Por destacar algunos aspectos “negativos” de la novela, que en la anterior entrada dedicada al primer libro no mencione ninguna, no porque no los haya diré que el lector espabilado nada más empezar este libro vera que hay una contradicción, algo que había pasado en el final del libro y que aquí comprobamos con gran consternación que nunca a pasado, no diré más que no quiero jorobar al que quiera leer el libro y no es plan descubrirle con sumo detalles una picia, mejor que lo veáis vosotros mismos. Otro detalle las portadas de los tres libros están muy bien realizadas, la primera más que reflejar un acontecimiento que aparece en el libro es más como una metáfora, en la de las legiones malditas aparece en primer plano un legionario con una armadura segmentada, un error ya que las legiones del libro y de aquella época no iban así, todavía quedaban muchos siglos para que vistiesen así. Esta portada puede conducir a errores y en algunos momentos cuando estaba leyendo a pesar de saber cómo era el equipamiento legionario de aquella época mi mente no podía evitar imaginarse a los legionarios vestidos como el de la portada. Estos pequeños puntos negros no afean para nada el conjunto, al contrario nos demuestra que el trabajo que ha tenido el autor a la hora de documentarse a tenido que ser magno. Además se ve una notoria subida de calidad entre el primero y el segundo, ganando agilidad el segundo. Y además consiguió algo que muy poquitos libros que he leído me han provocado (y eso que e leído muchos) y es al leer la ultima línea del libro no pude evitar en aplaudir (no lo digo metafóricamente) aquella joyita. En la próxima entrada destripare el último libro de esta trilogía: La Traición de Roma.

miércoles, 19 de mayo de 2010

Las otras victimas del infierno: Mi familia

Una de las cosas que veo casi todas las mañanas cuando me levanto es a mi familia, cosas de vivir todavía con los padres. No siempre los veo a todos cuando me levanto, pero a lo largo del día coincidimos o bien a la hora de comer o en la cena, que es cuando solemos coincidir todos. Como veis al igual que todo hijo de vecino, como se suele decir, yo también tengo unos padres, también una hermana, en fin lo que es el núcleo familiar, luego ya están que si tíos, abuelos, primos, etc, etc. Estaréis conmigo que cuando uno pasa por una mala situación o un periodo inestable la familia también lo sufre, tal vez en distinta medida, pero lo sufren. Cuando uno crece y tal vez se aleja de los padres y hermanos (si se tienen hermanos, claro), los problemas afectan quizás menos. Pero cuando somos dependientes de ellos, de nuestros padres, cuando somos menores de edad, cada golpe que nos da la vida a nosotros es un pequeño hematoma que se reflejan en las carnes de nuestros padres. En mi caso el periodo donde por así decirlo mas hematomas se reflejaron en mis padres fue mi etapa en el instituto. Muchos hemos oído aquello de que los hijos son una gran bendición, pero que también son una gran fuente de problemas y complicaciones. Puede que sea así, pero durante aquellos años de calvario que viví de instituto, cada golpe, cada insulto, cada charla que tubo mi madre con el profesorado, con la dirección del instituto y un larguísimo etc, no pude entristecerme por los quebraderos de cabeza que curso tras curso provocaron en mi familia. Solían decirme cuando me agredían aquello de que no seas chivato, que si no te daremos más para el pelo, yo en muchos casos no decía ni mu, pero no por temor a los golpes, sino que llegase todo aquello a los oídos de mis padres, por temor a hacerlos daños. A pesar de que ellos conocían mi problema en el instituto, les intentaba ahorrar los problemas. Sentía que mis problemas y por extensión mi propia presencia les suponían una espina en las entrañas, una espina que ellos no habían buscado, aunque yo tampoco, pero aquella espina me había tocado a mí y no era justo y no podía permitir que toda aquella mierda o al menos parte les salpicara por mi culpa. Eso es lo que pensaba, lo que sentía, no digo que fuera la verdad, la realidad, pero si lo que yo veía, lo que mi mente a base de tantas humillaciones había asumido como cierto. Sin embargo aun hoy en día no puedo evitar un regusto amargo al recordar las preguntas de mis padres cuando volvía del instituto: ¿qué tal hoy en el instituto, se han metido alguien contigo hoy?, tampoco puedo olvidar las palabras que mi madre me dedicaba cada mañana antes de marcharme de casa rumbo al instituto: Pasa un buen día y que nadie se le ocurra hacerte nada. Todavía esas palabras y otras me amargan el paladar al recordarlas, incluso ahora que estoy escribiendo esto lo siguen haciendo. Uno de los sufrimientos que todas los días tenia era el de no hacer daño a mi familia por mi culpa. Un daño que me producían otros a mí y un daño que si llegaban a oídos de mis padres a ellos también les harían daño, pero a pesar de mis esfuerzos vanos por no dañarlos, las otras víctimas de mi acoso escolar eran ellos. Las caras de preocupación, el tono grave de mi madre hacia mi tutor, las conversaciones que teníamos ella y yo cuando llegaba ella del trabajo y me intentaba sacar con saca corchos todo lo que había pasado aquel día. El peso de todo aquello recayó en gran parte sobre mi madre, pues era la que a pesar de estar trabajando era la que llevaba todos los asuntos de la casa, de la educación tanto de mi como de mi hermana, era la que se partía la cara de vez en cuando la situación se desmadraba más de lo habitual, era la que se daba cuenta de los sangrados de mi nariz, de los hematomas de mi cuerpo y también de otros hematomas de esos que no se ven en la carne, sino en el alma, esa capacidad que tienen las madres con sus ojos expertos para detectar cuando algo no va bien con sus hijos. Mi padre era más callado, parecía estar más alejado de todo aquello, apenas comentaba nada sobre lo que le mencionaba mi madre sobre lo que me estaba pasando a mí. No quiere decir esto que todo aquello no le afectase, para nada cuando oía todo aquello que le contaba mi madre su semblante cambiaba hacia un blanco mortecino y no decía nada. Mi padre es alguien sencillo y que siempre a dejado ciertas responsabilidades delegadas hacia mi madre en la creencia que ella u otros eran capaces de solucionar o entender situaciones que a él se le escapaba. Y sin embargo a pesar de ese aparente dolor silencioso hacia la situación de su hijo, tiempo más tarde, después que me marche del instituto me entere no por el, sino por otros de algo acontecido, de un asunto, donde mi padre intento hablar y solucionar en parte el problema encargándose que un chaval de mi pueblo no se metiese conmigo (no entrare en más detalles, solo basta decir que esa acción, una acción callada reflejaba su preocupación y un esfuerzo que le supuso para el por intentar solucionar en parte mi problema). Y cuando me entere solo pude sentir gratitud, respeto y reconocimiento por aquel hombre sencillo que era y es mi padre, que se había pasado toda la vida trabajando y hecho un cabron, como suele decir el para que tuviésemos algo que echarnos a la boca. La culpa era algo que me abordaba de vez en cuando, la culpa de hacer daño a mis seres queridos, pero todo aquello paso. En fin esta entrada va dedicados a ellos a mi familia, en especial a mis padres, a mi madre por las horas en vela que le hizo pasar todo aquel infierno que pase, por las arrugas que le aparecieron como consecuencia de todas las preocupaciones que todo aquello le causaron. Gracias por sus consejos, por sus palabras, por una simple mirada de comprensión, gracias por entenderme y apoyarme, gracias por ser mi madre, mi madre. Gracias por ser mi padre ese hombre sencillo, atolondrado en ocasiones, testarudo, gracias por ser así.